sábado, 2 de octubre de 2010

RELACIONES AFECTIVAS Y ESPECULACIÓN

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LA ESPECULACIÓN
JOSÉ ANTONIO MARINA  - LA VANGUARDIA 02/10/2010
 
Los especuladores tienen mala fama, y con razón. Sacan beneficio sin esfuerzo.Eneste artículo quiero exponer una tesis: las relaciones amorosas actuales aspiran a regirse por la lógica de la especulación. Pero antes de entrar en tema tan serio, déjenme que les cuente la increíble historia de esta palabra. Especular procede de espejo. Significaba "observarse en el espejo".¿Cómollegó a designar una manera de hacer negocios? La etimología de las palabras es una metáfora de nuestra vida. Para entender el sentido de lo que nos pasa, casi siempre tenemos que remontar el curso del tiempo, buscar nuestra etimología personal, que,comola lingüística, suele ser una mezcla de motivos y casualidades. De"observar" a secas, la palabra especular pasó a significar "observar en la mente", y de ahí a "observar SÓLO en la mente", por ejemplo, al experimentar espejismos, o al dejarse llevar por meras especulaciones, sin fundamento real.A partir del siglo XVIII, en contextos bancarios, designó "suposiciones imaginarias sobre las ganancias". Delo que se trata es de utilizar los espejismos de valor para sacar un provecho mayor del que corresponde a la inversión. Pues bien –y así vuelvo al origen del artículo–, los amantes actuales quieren sacar beneficios desproporcionados a su inversión. Esto había sido una aspiración normal en los amantes masculinos. Toda la ideología sacrificial de la mujer en el matrimonio y en la maternidad –la abnegación, la resignación, la obligación familiar– conducía a eso.

Ahora, en una situación más igualitaria, la especulación amorosa se ha generalizado. Comono quiero adornarme con plumas ajenas, he de advertir que no soy el primero en introducir conceptos económicos en las relaciones intimas. Gary Becker, premioNobel de Economía, lo hizo es su teoría de la familia.Y Vicente Verdú ha hablado del renting emocional como modelo de relaciones de pareja. Alquilo tus servicios emocionales mientras funcionen, sin más pretensiones ni esperanzas. Esto es una novedad, porque las relaciones afectivas se han visto siempre desde el prisma de la "inversión a largo plazo".Noera un capricho.Me detengo un momento porque no sé si intentar explicarles un complejísimo asunto en las pocas líneas que me quedan.Me arriesgo.Hay normas antiquísimas a veces transmitidas emocionalmente, cuyo sentido no comprendemos y que, sin embargo, están fundamentando cosas que nos parecen imprescindibles.Una de ellas es la "inversión a largo plazo". Los antropólogos nos dicen que los intereses sexuales de hombres y mujeres pueden ser diferentes cuando se refieren a la maternidad: la posible madre necesita que su pareja esté dispuesta a "invertir" tiempo y recursos en el cuidado del hijo. Pero no es sólo eso. La convivencia es complicada y exige un proceso de ajuste desagradable, que sólo está justificado con planes a largo plazo. Si no es este el caso, ¿para qué voy a hacer el mínimo esfuerzo? El zapping se está instalando en nuestra vida diaria a todos los niveles. Pulso el mando, y si lo que aparece no engancha mi atención en treinta segundos, cambio a otro canal.Nopuedo perder tiempo. Quiero que el otro –sea la televisión o la pareja–me ofrezca dividendos, sin que yo tenga que invertir nada. Los economistas nos dicen que una economía basada en la especulación fracasa inevitablemente. Como hay que aprender sobre todo de todos y en todos los sitios, aprenderé de los economistas en asuntos amorosos.¿No les parece curioso?

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